miércoles, 5 de febrero de 2014

Ese amor eterno y presente que siento por ti

Y quiero jugar al escondite y regalarte mi ropa y decirte cuanto me gustan tus zapatos y 
sentarme en el borde de la bañera mientras te bañas y hacerte masajes en el cuello y darte besos en los pies y llevarte de la mano e irme contigo a cenar y que no me importe que comas de mi plato y encontrarme contigo en el Rudy’s y teclear tus cartas y llevar tus cajas y reírme de tus paranoias y regalarte discos que nunca escucharás y ver películas buenísimas y ver películas malas y quejarme del programa de radio y hacerte fotos mientras duermes y dejar que me robes los cigarrillos y que nunca tengas fuego y contarte lo que vi en la tele la otra noche y acompañarte al oculista y no reírme de tus chistes y acariciar tu piel y decirte cuanto me gusta tu pelo, tus ojos, tu boca, tu pecho, tu culo, y sentarme a fumar en la escalera hasta que vuelva tu vecina y sentarme a fumar en la escalera hasta que vuelvas y preocuparme cuando te atraces y asombrarme cuando te adelantes y estar triste cuando me equivoque y feliz cuando me perdones y mirar tus fotos y desear haberte conocido desde siempre y sentir tu voz en mis oídos y sentir mi piel contra tu piel y sentir miedo  cuando te enojes y se te ponga la cara de oriental y decirte estás preciosa y abrazarte cuando estés ansiosa y abrazarte más cuando sufras y desearte con olerte y derretirme cuando rías y desintegrarme cuando sonrías y no entender y preguntarte por qué te estoy rechazando cuando no te estoy rechazando y preguntarme cómo puedes pensar que yo sería capaz de rechazarte a ti y preguntarme quién eres pero aceptarte igual y escribirte poemas y preguntarme por qué no me crees y tener un sentimiento tan profundo que no encuentra palabras y regalarte un gatito y sentir celos de él cuando reciba más atención que yo y retenerte en la cama cuando te tengas que ir y llorar como un bebé cuando finalmente te vayas y vaciar los ceniceros y comprarte regalos que no quieras y llevármelos otra vez y pedirte que te cases conmigo y que tú me digas que no otra vez pero siempre fue en serio desde la primera vez y deambular por toda la ciudad pensando que sin ti está vacía y querer todo lo que quieres y contarte de mí mismo lo peor y tratar de darte lo mejor porque tú te lo mereces y contestar tus preguntas aunque  no quiera y decirte la verdad aunque no lo prefiera y pensar que todo se acabo pero aferrarme allí durante diez minutos más hasta que me eches de tu vida y te olvides de quién soy e intentar acercarme a ti porque es hermoso aprender a conocerte y el esfuerzo vale la pena y hablarte mal en alemán y peor en hebreo y hacer el amor contigo a las 3 de la madrugada y de alguna manera comunicarte este amor abrumador, arrasador, incondicional, omnipresente, y sempiterno que enriquece el corazón y libera la mente, ese amor eterno y presente que siento por ti

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