domingo, 17 de agosto de 2014

Y qué difícil es seguir adelante sin la pieza principal del puzzle.

Soy como una pieza, sí. Una pieza que jamás encajará en un puzzle. Esa pieza que parece encajar pero que no encaja ni en este, ni en ningún puzzle. Y también soy un poco así en la vida. Esté en el lugar que esté no encajo. No encajo ni en los amigos que tengo, ellos no pueden entender mi dolor. No encajo en mi ciudad. No encajo en ningún sitio. Parece que en el único lugar que encajo algo es debajo de mis sábanas con la música a todo volumen y a ratos hablando con mi corazón a rotos. Y creo que esta vez, os hablaré de mi corazón. Un corazón lleno de cicatrices. No sé como sigue en pie el cabrón. No sé como puede seguir latiendo teniendo que soportar tanto dolor. Es como si estuviera posicionado en la parte izquierda de mi pecho sabiendo que las flechas son un imán para ese lado. Siempre van directas al corazón. Odio sentir como hacen pedazos mi corazón sin siquiera poner un dedo encima. Odio ese cosquilleo en la nariz, ese nudo en la garganta, esas lágrimas que quieren salir a flote y ese jodido apretón de dientes que te dice que no puedes llorar, aquí no, ahora no. Pero es que entonces, te das la vuelta y las lágrimas salen solas al compás de los trozos en los que se está convirtiendo tu corazón. Y eso me hace pensar que no tengo corazón, que después de todos esos daños, mi corazón ha sido sustituido por una piedra. No quiero sentir más. No quiero sentir nada. Y mira que hará unos meses que no sentía nada, ni pena, ni dolor, ni alegría. Nada. Vacío. Un desorden vacío. Como si me pegase golpes y se oyera hueco. Pero es que entonces, siempre, siempre llega alguien que vuelve a hacer que el corazón se quite la máscara de piedra. Y vuelva a sentir. A latir. Y cuando parece que las cosas van bien, vuelven a arañar el corazón, a rasgarlo, a manipularlo, a destruirlo. Me empieza a hartar. Me empieza hartar esto de estar jodida como rutina, pero parece que nada va a cambiar. Corazón, parece que volvemos a estar solos otra vez. Parece que nadie nos quiere. Parece que nos toca vivir con este vacío y esta soledad. Parece que hoy escribo para ti, para pedirte perdón por los daños, aunque claro, nunca dejas de ilusionarte. Y entre que tú me dices una cosa y la cabeza me dice otra, acabo haciendo lo que siento y luego me la pego. ¿Y luego quién te arregla, joder? Que nadie va a venir a salvarnos esta vez, que otra vez está aquí el insomnio. Tranquilo corazón, quizá encajemos en un lugar, quizá al cerrar los ojos sentimos que encajamos allí y nos queremos quedar. Y allí, volveré a construirte aunque creo, que estaré destruyendo otra parte.

domingo, 3 de agosto de 2014

Corazón suicida.

Tengo el corazón suicida que se tira a las primeras vías que encuentra sin saber si parara o lo llevara por delante, también tengo la boca llena de palabras sin decir por miedo o las ojeras marcadas por necesidades sin cubrir, no sé, tal vez he vivido menos que un gato, pero podría decirte quién merece la pena y quién solo te quiere romper y le odio, porque para una vez que no necesito a nadie, me quieren, y eso solo significa que la próxima vez que me hunda nadie me necesitará, y es que he gastado más tiempo del que tenía en labios ajenos, viendo la vida de otros pasar mientras la mía se paraba así que no me hables de sueños si nunca has tenido insomnios y has amanecido sin ganas de salir al sol por exceso de noches mirando al vacío, escuchando canciones que nadie conoce, intentando tocar el cielo estando bajo tierra.

Dicen que tengo una primavera entre labio y labio, pero que tengo el corazón bajo cero, y eso me vuelve fría y loca, y me hace estar rota y perderme cual poeta entre flores un 14 de febrero, día en el que salgo a la calle con una bala buscando una pistola a mi medida que me dispare con manos temblorosas haciéndome dejar de creer en el amor, haciéndome olvidar enamorarme de una sonrisa que esconde más monstruos que felicidad.

Siento ser tan fría, pero es que es lo que pasa cuando te dejas entender pero nadie te entiende y dejas de ser necesitado o de necesitar, quién sabe.

No entiendo la necesidad de madurar, al final, eso solo significa volvernos un poco menos soñadores, y últimamente eso es lo que hace falta, más sueño y menos dolor, y es que odio las noches y los pensamientos que te hacen replantearte la persona que eres.

¿Qué sentido tiene la vida?, ¿A qué aspiramos?, ¿Qué queremos?, ¿Realmente existe el destino o solo necesitamos una excusa?,  ¿Para qué queremos personas si luego las perdemos?, ¿Por qué besamos sin sentir nada?

Ojalá alguien pudiese responderme a estas preguntas y pensar que soy una mierda de persona  con mucha más mierda en la cabeza, así que si algún día me veis con una birra en la mano es porque las cosas se han vuelto un poco difíciles y mi vida se basa en despedidas y canciones lentas cargadas de lágrimas.

Supongo que necesito huir, irme lejos de aquí o simplemente esperar a que alguien me diga que me entiende y no me deje ir, aún sabiendo que se me da de puta madre eso de irme sin pedir permiso y llegar tarde sin pedir perdón.