lunes, 29 de septiembre de 2014

Con la piel de gallina y el corazón ardiendo.

Se estremecían mis manos, temblaban cuando él acercaba las suyas.
Me sentía inmortal, quizá que podría cambiar el mundo con un par
de palabras ocurrentes en aquel mismo segundo, o más bien que me
quedaban un par de segundos en los que mi corazón haría su último
soplido, su último latido y después mi cuerpo se derrumbaría y
no podría continuar en vida.
Agarró mis manos como si inspirar el oxígeno que nos rodeaba
dependiera de ello, fuerte, muy fuerte, quizá más fuerte de lo que
os podríais imaginar. Y me hipnotizó su auténtica fragancia.
Me miró a los ojos, parecía que quería descubrir mi alma a
su antojo más profundo, sus ojos. Nunca antes observé unos
ojos tan bonitos, o quizá era el misterio que había tras ellos,
o quizá el cariño me hacía verlos así.
De repente, se acercó a mi oído y mi cabello acarició su cara
como si se tratase de un muñeco de porcelana, por el viento.
Susurró un "te quiero"de fábula, más suave, frío, caluroso,
más firme y más angustiado, más feliz y más increíble que los
de la mejor película romántica de la historia. A continuación,
-tu pelo-, al principio no sabía que reacción querría que tuviese,
¿tu pelo? ¿a qué se referiría con eso? quizá se le engancharía en
alguna zona de su cuerpo, quizá le molestaba, o quizá... -que bien
huele, perfecto-, con eso lo aclaró todo. Aproximó sus labios
a los míos, podía notar su respiración en mi piel, cada vez se
acercaba más, y más, y más... Cerré los ojos, creí que estaba
en un sueño y que de alguna forma tendría que despertar. Pero no.
Me besó. Le besé. Nos besamos.

martes, 16 de septiembre de 2014

Cuántos daños para tan pocos años.

Un día más, sales ahí. Y te enfrentas a la realidad. Un día más finges estar bien engañando con tu bonita sonrisa. Pero cada día que pasa estás más cansada, cansada de tener que darlo todo por gente que no da nada por ti. De tener que aguantar críticas, desprecios, decepciones. Estás cansada de caer y tener que  levantarte sola. Que necesitas un puto abrazo y nadie está ahí para dártelo, ¿sabes?.
Has aprendido que es mejor guardarse las cosas, porque si hablas es peor. Y esa manía que tenías de confiar tan rápido en la gente te ha dado un escarmiento. Es que ya ni confías ni en ti misma.
De buena te toman por tonta, y eso es algo que he aprendido a base de palos. Aquí o jodes o te joden.
Que no importa que en los buenos momentos tengas a mucha gente ahí si cuando estás jodida estás sola.
 Si alguien te hace llorar más de lo que te hace sonreír entonces no vale la pena.
Y no le deis tanta importancia a los años porque se madura a base de daños, mírala a ella cuántos daños para tan pocos años.