Hay tantas historias escritas en el vaho de los cristales en días de lluvia, tantos corazones dibujados junto al nombre de ese chico que te hace sentir esas 'abejas asesinas' o mariposas, en el estómago. Tantas sonrisas provocadas por un mensaje. Tantas lágrimas provocadas por un insulto. Tantos nombres escritos en la parte trasera de los cuadernos. Tantas horas perdidas, horas sin aprovechar. Tantos instantes de desenfreno. Tantos labios mordidos por querer esa boca. Tantos rasguños en los nudillos por pegar a la pared para intentar sentir menos rabia. Tantas marcas de dientes en cuellos. Tantas tardes de música oyendo llover. Tantas gotitas que empañan los cristales donde niñas ilusionadas escriben el nombre de su amor. Tantos cristales empañados.
Él se enamoró de sus flores y no de sus raíces, y en otoño no supo qué hacer
miércoles, 30 de octubre de 2013
Lo que escuece enamorarse.
Todo el mundo dice lo jodido que es amar, lo que escuece enamorarse, y no digamos ya si ese amor no es correspondido. De lo que nadie habla es de lo que duele fingir que no amas, que no estás perdidamente enamorado, que no te da un vuelco el corazón cada vez que oyes su risa, que no sientes un escalofrío cuando le rozas, que no eres tremendamente feliz con el mero hecho de que él es feliz. Nadie habla de lo que quema no poder decirle al mundo que le amas, que le amas, con todos sus defectos, sus imperfecciones, sí, esas que le hacen tan perfecto para ti. Nunca cuentan lo bonito que es no poder dejar de sonreír por su culpa, sentirte como una idiota con esa risa tan estúpida y nerviosa que te sale sin quererlo cuando dice una gilipollez. Y es que cuando nos gusta alguien, reímos más, todo nos parece más perfecto, menos malo. Amar, tiene muchos pros y muchos contras. Pero lo bonito que es qué. Y lo que duele qué. Que si es bonito enamorarse lo es el doble si es correspondido. Que si es horrible amar, lo es el doble fingir que no lo haces.
Te necesito.
- ¿Dónde está esa chica que siempre venía con sus ojos brillando y su maravillosa sonrisa? , ¿dónde está la chica que por muy mal que le fueran las cosas sonreía alegremente y te decía: "tranquilo, estoy bien", la misma chica que solía decir: "hay que arriesgarse", la que con un chiste malísimo se estaba media hora riendo y los buenos no los pillaba. La chica que nunca se rendía, la que siempre luchaba por lo que quería, la que si quería algo hacía todo lo posible por conseguirlo? , ¿dónde está?.
~Estoy aquí.
- ¿Aquí? ¿Dónde? Yo ahora mismo solo veo a una chica con la mirada triste, con los ojos llenos de lágrimas, con una sonrisa fingida, con una expresión de como si todo le diese igual... ¿Y la chica que siempre era feliz, dónde está?.
~No lo sé, pregúntale a él.
Una lágrima corre por su mejilla. Una lágrima perdida en la oscuridad de la habitación.
Es curioso que gotas de agua que brotan de nuestros ojos expresen lo que sentimos y nos alivien por unos segundos.
La pequeña chica se quita la lágrima y se acurruca en su cama intentando dormir.
Tan pequeña y a la vez tan grande, con un corazón tan fuerte y a la vez tan débil, ella quiere huir.
Huir de todo, de todos, empezar de cero o perderse en el bosque donde, al menos, esa soledad le provocará el sentimiento de paz. Pero, ¿con alguien tendrá que ir no? ¿Cuánto durará esa paz en la soledad? ¿Un día o dos? o...¿Tal vez una semana? No, tiene que ir con alguien al que quiera y que le quiera de vuelta.
¿Por qué será todo tan difícil? Nada le complace, siempre hay alguna pega, algún error en sus planes.
¿Cuánto tiempo más hay que esperar para encontrar a la persona adecuada? Será muy difícil, lo único que encuentra ella son falsos. Su mente está llena de preguntas sin resolver y empieza a abrumarse viendo que se queda sin opciones buenas. Le entran ganas de acabar con su vida pero aparta rápidamente el pensamiento de la cabeza porque sabe que tiene algo por lo que vivir, algo por lo que seguir ahí siendo la chica que nadie nota, que nadie quiere, que nadie entiende pero con una sonrisa en la cara.
No sabe cómo pero le sigue quedando una gota de esperanza, algo por lo que vive día a día contra viento y marea...
Cierra los ojos, llena de dudas, pero con la esperanza de que mañana, por fin, sea un buen día.
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