Me estoy rompiendo en pedazos, lentamente.
Por cada cosa que hago, cada trabajo, cada acción forzada, cada segundo perdido en cosas inútiles y sin futuro, me deshago.
Trozo a trozo me voy cayendo en un vacío profundo.
Y no hay nadie que me detenga, no hay nadie pegando esos pedazos al tiempo que caen, no hay nadie en quien me pueda apoyar, no hay un brazo amigo que quiera ayudar.
La respiración fuerte y entrecortada.
Las lágrimas amenazando con escapar.
El labio mordido que trata de impedirlo con dolor.
Los sollozos reprimidos.
Las sonrisas falsas.
Esas ganas de huir, de acabarlo con todo, de rendirse.
Y la debilidad al saber que no hay nada que puedas hacer para detener esa destrucción lenta de tu ser.
Ya no puedo con esto, esto no es lo mío, esto no es vivir.
¿Cómo pretenden que cumpla mis sueños si estoy muerta en vida?
¿Cómo pretenden que salga y explore si estoy encadenada a la tortura?
Quiero rendirme por fin y ser libre, volar lejos y no mirar atrás.
Quiero sentirme viva. Quiero sentir la música y vivir mis emociones.
Quiero poder respirar con libertad, al fin.
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