sábado, 6 de diciembre de 2014

Nunca te lo dije.

Nunca te lo dije y me arrepiento de no haberlo hecho.

Nunca te lo dije pero me encantaba abrir los ojos y regalarte la primera mirada del día para que después tú me obsequiaras con la primera sonrisa del día. Una sonrisa tierna, aún afectada por el sueño, con esos pequeños hoyuelos a ambos lados, esa sonrisa que gritaba te quiero, te quiero, te quiero.

Nunca te lo dije pero adoraba los días de invierno cuando te refugiabas en mi buscando el calor que a tu cuerpo le faltaba y que, como siempre, al mio le sobraba. Adoraba tenerte cerca y sentir la necesidad que tenías de mi porque era casi tanto como la que yo tenía de ti.

Nunca te lo dije y me arrepiento de no haberlo hecho.

Nunca te lo dije (ni se me pasó por la cabeza hacerlo) pero desde el primer momento en el que tus azulados ojos chocaron con el marrón chocolate de los míos, mi corazón te perteneció. Cada milímetro de ese órgano rojizo que hasta que no te conocí carecía de uso e importancia.

Nunca te lo dije pero adoraba la forma en la que mi nombre salía de entre tus labios, como las sílabas acariciaban tus cuerdas vocales para dejar ese pequeño cosquilleo en tus labios mucho mas que apetecibles.

Nunca te lo dije y me arrepiento de no haberlo hecho.

Nunca te lo dije pero habría hecho lo que fuera por cambiar nuestro desastroso destino, habría hecho miles de pactos con el diablo, incluso vender mi alma si eso me garantizaba pasar un solo día más contigo, unas cuantas horas que me servían de antídoto cuando creía que todo me salía mal y que no merecía nada pero es que con solo recordarte hurgando en mi frigorífico en busca de cualquier alimento, conseguía rescatarme del hoyo mas profundo.

Nunca te lo dije pero agradecía cada día al destino por ponerte en mi camino, por enseñarme que la vida era algo más que una sucesión de días tristes donde hasta al sol le da pereza salir. Agradecí infinitamente aquellos días que parecen una eternidad y que sin embargo a mi se me pasó en un abrir y cerrar de ojos.

Nunca te lo dije y me arrepiento de no haberlo hecho.

Nunca te lo dije pero nuestras manos parecían sacadas, cortadas y creadas por el mismo patrón. Era increíble como mis dedos cabían perfectamente en el hueco de los tuyos y como mi mano se amoldaba con total perfección a la tuya.

Nunca te lo dije pero odiaba el final de la primavera aunque eso significaba que llegaba el verano y con el más tiempo para nosotros pero también significaba que había llegado la época de exámenes que te separaban demasiado de mi. Porque teníamos que estudiar, porque queríamos aprobar pero en esos momentos lo único que quería y deseaba era estudiarte y ,por supuesto, probarte.

Nunca te lo dije y me arrepiento de no haberlo hecho.

Hubo demasiadas cosas que no te dije, tantas que sería capaz de escribir el poema mas largo del mundo y aún así me quedarían miles de cosas por decir.

Nunca te lo dije pero adoraba escribir, sobre todo desde que te conocí y mis letras comenzaron a cobrar sentido. Queriendo o sin querer siempre había una parte que hablaba de ti, que me recordaba a ti y ahora, después de todo, si las leo me crean un dolor insoportable pero tan necesario como tus abrazos inesperados.

Tampoco te hablé de la existencia de esta especie de poema, donde a veces las líneas riman y otras simplemente son una mezcla de palabras sin sentido (cómo mi vida a partir de ahora) porque aunque no se me daba demasiado bien yo seguía haciéndolo porque como alguien (tú) me enseñó hay que luchar por los sueños.

Y tú eras mi sueño y lo sigues siendo.

Nunca te lo dije y me arrepiento de no haberlo hecho.



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