martes, 30 de diciembre de 2014



Estoy cansada de las subidas y bajadas de temperatura,
y no estoy hablando del tiempo,
estoy hablando de ti y de lo bien que te sienta el azul,
estoy hablando de esa dulzura,
de esos ojos,
que sé que aunque refuerces con odio siguen siendo tan limpios
como los que conocí aquel día.
Pero es que te echo tanto de menos que duele,
duele que tu olor se quede en mi pecho cada vez 
que me abrazas,
que me aprietas fuerte,
que me das un beso, en la frente,
porque sabes que no quieres engancharte a cosas que te hagan daño,
y es una pena, porque yo solo quiero besarte los miedos,
hasta traerte la calma,
la paz.
Pero tú solo me traes infierno, y yo, no puedo,
para de pensar en lo a gusto que estoy ahí, porque
aunque duela,
estoy contigo.

Y eso, no lo cambio ni por el mismo cielo, porque eso,
por desgracia o fortuna,
también consigues dármelo tú.

jueves, 25 de diciembre de 2014

La niña que se odiaba a sí misma.

La niña se abraza a su madre, y le dice 'Mamá, ¿tú me quieres?' su madre la levanta y la abraza, 'pues claro que te quiero'. La niña se queda en silencio y cuando esta apunto de susurrar 'mentira' mira a su madre a los ojos y le hace una seña para que la deje en el suelo. La niña le da un beso en la mejilla y corre al aseo. Allí en el aseo, abre el grifo del agua y mira como su reflejo llora en silencio. Lágrimas saladas caen por sus mejillas, y días tristes se ven en su mirada. La niña se lava la cara, abre mucho los ojos y se echa gotas de agua, había descubierto que si se echaba gotitas de agua que caían de la punta de sus dedos al ojo no se le quedaban rojos, y nadie se fijaba en que había llorado.
'Nadie te quiere' le susurra al espejo. Y cierra de un portazo el aseo, su madre baja, asustada y cuando ella la ve le dice 'Mamá, no quiero quedarme sola' su madre la mira, preocupada y se dice a sí misma 'qué le pasará a mi hija'. La niña niega con la cabeza y dice 'Mamá, no quiero ser quién soy'. Su madre la vuelve a mirar con el ceño fruncido '¿por qué dices eso?' La niña corre hacia su habitación y pega otro portazo, su madre toca al rato la puerta pero ella se hace la dormida y su madre se marcha. Ella le da golpes a la almohada y ahoga sus gritos en ella. Ahora no sabrá cómo explicarle todo lo que ha dicho a su madre, no quería preocuparla, pero ni si quiera sirve para eso. No sirve para nada, todo le sale mal. La niña apaga la luz y se mete debajo de la cama, había encontrado el único lugar en el que se sentía a salvo, y era allí, junto a los monstruos. Ella también era una especie de monstruo, o al menos así se veía a sí misma. Se metía debajo de la cama cuando sentía que se hacía pequeña y el mundo era tan grande que asfixiaba, o cuando discutía con su madre, eso siempre funcionaba, se quedaba una hora metida debajo de la cama con la mejilla apoyada en el frío suelo, oyendo como su madre hablaba sola por toda la casa enfadada, y cuando se callaba salía y era como si nunca hubiera pasado nada. Ojala meterse debajo de la cama siempre solucionara las cosas. Pero no era así.
No quería salir de ahí, no quería volver al colegio donde todos los niños se burlaban de ella y nadie la aceptaba, no quería sentarse todos los recreos en el mismo banco mientras veía cómo todos los niños jugaban, y menos ahora, que hace unos días atrás un niño que jugaba cerca al fútbol le tiró el balón a la cabeza mientras ella estaba acostada en el banco mirando las nubes, ¡y ni si quiera se disculpó! No quería volver a oír esos apodos que le habían puesto los chicos de su clase, y menos aún quería ver a la chica que le había dicho 'si no cambias no puedes estar con nosotras, no nos gusta como eres'. A nadie le gustaba como ella era, ni si quiera a ella, pero ella era así. 'No puedo cambiar' se decía una y otra vez cerrando los ojos muy fuerte, deseando que cuándo fuera a abrirlos fuera otra persona diferente.
Su madre siempre decía 'los niños son crueles', la niña miraba a su madre y después bajaba la vista al suelo, dándole la razón con una mirada cansada. Demasiado cansada para su edad.


miércoles, 24 de diciembre de 2014

Había conseguido convertir su invierno en primavera

Corazón coraza. Aquel que está hecho de inviernos y que nunca siente nada. Aquel que huye de los sentimientos, sobretodo de los intensos. De aquellos que te convierten en otra persona. De aquellos en los que necesitas a otra persona para sentirte completo. Ella siempre fue un corazón coraza. Porque a ella las mejillas no se le sonrojaban, ni los ojos le brillaban, ni sentía mariposas. Porque su corazón era como un invierno en Finlandia. Porque no sabía como comportarse con las personas. Como acercarse a las personas que la querían sin sentir la necesidad de huir. Porque no sabía cómo mirar a alguien a los ojos mientras le devolvían la mirada. Y tampoco como contemplar su reflejo en las pupilas de otro. No sabía caminar cogida de la mano. Ni cual era la manera correcta de dar un abrazo. O como dejar de estar a a defensiva y sentirse protegida. Pero a pesar de todo eso, él ha conseguido hacerse hueco. Hacerla mirar al suelo, para no sentir como le sostenía la mirada. O como se le enrojecían las mejillas mientras observa su reflejo en sus pupilas. Y odiaba que se le quedase mirando (¡como si ella no supiera que la observaba!) y que a consecuencia de ello sintiera mariposas en su estómago. Él le había hecho sentirse atraída por la opción de quedarse y no salir huyendo. Y le daba miedo, porque había conseguido convertir su invierno en primavera. Y destruir un poco su coraza.

domingo, 14 de diciembre de 2014

Amor

Hace tiempo que sé que del amor nunca se puede saber nada del todo. Que es como una ventana desde la que se ve un paisaje que va más allá de donde nos alcanza la vista. Es sólo una brisa. Sí, eso es. El amor es una brisa. Una caricia. Una caricia suave, de esas que a veces erizan la piel, y otras simplemente se olvidan. Pero el amor es, a fin de cuentas, un camino. Un camino que serpentea, baja, sube, se detiene y la vegetación lo corta, y tienes que desandar, volver, irte. El amor también es una respuesta. Es un hombro para aquel que llora, y una palmada en la espalda para aquel que, desesperado, se resigna. Es una inmensidad. No sabría deciros por qué, pero creo que aquella persona que ama se vuelve infinita. Y se le puede notar en la mirada, que el amor le besa la heridas. Le cura. Le abraza fuertemente. Y es tan bonito como cuando nosotros recordamos sonreír aunque estemos solos.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Nunca te lo dije.

Nunca te lo dije y me arrepiento de no haberlo hecho.

Nunca te lo dije pero me encantaba abrir los ojos y regalarte la primera mirada del día para que después tú me obsequiaras con la primera sonrisa del día. Una sonrisa tierna, aún afectada por el sueño, con esos pequeños hoyuelos a ambos lados, esa sonrisa que gritaba te quiero, te quiero, te quiero.

Nunca te lo dije pero adoraba los días de invierno cuando te refugiabas en mi buscando el calor que a tu cuerpo le faltaba y que, como siempre, al mio le sobraba. Adoraba tenerte cerca y sentir la necesidad que tenías de mi porque era casi tanto como la que yo tenía de ti.

Nunca te lo dije y me arrepiento de no haberlo hecho.

Nunca te lo dije (ni se me pasó por la cabeza hacerlo) pero desde el primer momento en el que tus azulados ojos chocaron con el marrón chocolate de los míos, mi corazón te perteneció. Cada milímetro de ese órgano rojizo que hasta que no te conocí carecía de uso e importancia.

Nunca te lo dije pero adoraba la forma en la que mi nombre salía de entre tus labios, como las sílabas acariciaban tus cuerdas vocales para dejar ese pequeño cosquilleo en tus labios mucho mas que apetecibles.

Nunca te lo dije y me arrepiento de no haberlo hecho.

Nunca te lo dije pero habría hecho lo que fuera por cambiar nuestro desastroso destino, habría hecho miles de pactos con el diablo, incluso vender mi alma si eso me garantizaba pasar un solo día más contigo, unas cuantas horas que me servían de antídoto cuando creía que todo me salía mal y que no merecía nada pero es que con solo recordarte hurgando en mi frigorífico en busca de cualquier alimento, conseguía rescatarme del hoyo mas profundo.

Nunca te lo dije pero agradecía cada día al destino por ponerte en mi camino, por enseñarme que la vida era algo más que una sucesión de días tristes donde hasta al sol le da pereza salir. Agradecí infinitamente aquellos días que parecen una eternidad y que sin embargo a mi se me pasó en un abrir y cerrar de ojos.

Nunca te lo dije y me arrepiento de no haberlo hecho.

Nunca te lo dije pero nuestras manos parecían sacadas, cortadas y creadas por el mismo patrón. Era increíble como mis dedos cabían perfectamente en el hueco de los tuyos y como mi mano se amoldaba con total perfección a la tuya.

Nunca te lo dije pero odiaba el final de la primavera aunque eso significaba que llegaba el verano y con el más tiempo para nosotros pero también significaba que había llegado la época de exámenes que te separaban demasiado de mi. Porque teníamos que estudiar, porque queríamos aprobar pero en esos momentos lo único que quería y deseaba era estudiarte y ,por supuesto, probarte.

Nunca te lo dije y me arrepiento de no haberlo hecho.

Hubo demasiadas cosas que no te dije, tantas que sería capaz de escribir el poema mas largo del mundo y aún así me quedarían miles de cosas por decir.

Nunca te lo dije pero adoraba escribir, sobre todo desde que te conocí y mis letras comenzaron a cobrar sentido. Queriendo o sin querer siempre había una parte que hablaba de ti, que me recordaba a ti y ahora, después de todo, si las leo me crean un dolor insoportable pero tan necesario como tus abrazos inesperados.

Tampoco te hablé de la existencia de esta especie de poema, donde a veces las líneas riman y otras simplemente son una mezcla de palabras sin sentido (cómo mi vida a partir de ahora) porque aunque no se me daba demasiado bien yo seguía haciéndolo porque como alguien (tú) me enseñó hay que luchar por los sueños.

Y tú eras mi sueño y lo sigues siendo.

Nunca te lo dije y me arrepiento de no haberlo hecho.



domingo, 9 de noviembre de 2014

Hoy.

Si pudiera volver atrás, no sería para no conocerte, como tantas veces me digo en esas noches en que tu recuerdo quema cada poro de mi piel, volvería para poder decirte cuanto te quiero, y cuanto te querré. Se que esto no lo leerás, pero al menos yo me siento un poco mejor después de escribirlo. Fui tuya desde el primer momento en que me miraste, en que nuestras miradas se encontraron y por fin entendí que la sensación que tanto dicen experimentar en los libros al encontrar al amor de tu vida existe. Fui, y soy tuya, porque a pesar del tiempo y la distancia, a pesar de las putadas del uno al otro, a pesar de intentar convencerme de que hay mil chicos mas ahí fuera, ninguno tiene tu sonrisa, ni tus ojos, ojos marrones, normales, pero que a mi me provocaron los mayores escalofríos chico. Y que aunque hubiese uno con una sonrisa aún mejor que la tuya, te seguiría eligiendo a ti, porque pase lo que pase siempre seré tuya. He desaprovechado muchas oportunidades, he dejado pasar mucho trenes esperando a ver si el tuyo aparecía a lo lejos y tu bajabas de el para llevarme contigo a París como tantas veces nos prometimos, pero nunca llegas, y por muchas ganas que tenga de coger al tiempo y pegarle una paliza, no me da tiempo a pillarlo, va demasiado rápido, no espera a nadie. Así que, decirte que te he querido, que te quiero y que siempre te querré, le pese a quien le pese, porque estamos hechos el uno para el otro, porque aunque estés con mil tías y yo le coma la boca a cualquier gilipollas, aunque nos enamoremos otra vez, y creamos que el amor de nuestra vida ha llegado, no habrá día que no nos echemos de menos, que no tengamos ganas de volver a pelearnos como tu y yo sabemos, con esto, quiero decir, que al final del camino volveremos a encontrarnos, y cuando lo hagamos, no te voy a volver a dejar escapar. 
Te querré siempre, no lo olvides nunca.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Necesitas que alguien venga y te enseñe que hay más canciones en el mundo.

Y tengo la manía de querer que todo vuelva a ser como antes, tal vez hay que dejar el pasado atrás, y todas esas cosas que dicen, pero había momentos que no creo que vuelvan a suceder nunca más, personas que por mucho que lo necesite, ya no estarán en mi vida. Porque lo jodido es despertase cada mañana pensando que todo podía ser mejor, pero que todos esos pensamientos solo sean una triste ilusión. Como aquella canción que se repite continuamente en tu cabeza, y que aunque el tiempo pase no conseguirás borrar su melodía, y sí, tal vez no sean los mejores versos, y te hagan sumergirte en una enorme tristeza, pero mientras la escuchas sientes que no existe nada que pueda arruinarte tu 'felicidad', esa que no dura más de un día, que solo estás tú y la música. Es eso lo que me da miedo, de no ser capaz de detener esa canción, y seguir adelante, buscando nuevas letras, quedarme sumergida en una melodía que me destruye y yo no me doy cuenta. Pero el problema es que simplemente no puedo alejarme de ella, es demasiado adictiva, como lo eran algunas personas. Puede que necesite superar esta adicción hacia el pasado, eso de mirar hacia adelante y vivir el presente, cicatrizar las heridas. Pero todo es un continuo bucle, cuando superas algo malo, y crees que vas a estar bien durante un tiempo, sucede algo que te hace replantearte volver a escuchar esa canción. Y sabes que sola no serás capaz de enfrentar los problemas, que necesitas que alguien venga y te enseñe que hay más canciones en el mundo.

jueves, 16 de octubre de 2014

A estas ganas de morir, las llamaré vida.


Yo se podría decir que nunca he sido feliz del todo. Siempre he estado mal por alguna cosa. Admiro a esa gente que se quiere, que tiene un autoestima aceptable, sin llegar a tenerlo por la nubes. Que es capaz de pasárselo bien en cualquier sitio, que tiene buenos amigos y gente en la que confiar. Yo la verdad es que nunca he tenido eso, y creo que al paso que voy no lo voy a tener nunca. Quizás el mayor fallo es que para que la gente me quiera, primero tenga que quererme yo, y como lo veo bastante complicado, pues.
Algo que no comprendo, es por qué la poca gente que merece la pena tiene que estar tan lejos. Por qué siempre tenemos que estar rodeados de 'personas' que lo único que tratan de hacer es de hacerte sentir mal, humillarte y dañarte. Nunca llegaré a entender qué le ven de gracioso a que una persona lo esté pasando mal por su culpa.
Hay momentos en que no aguantas más, ¿sabéis?. Hay momentos en los que si tuvieras un par de cojones, terminarías con todo esto de una vez.
Hay momentos que piensas, ¿por qué yo?, qué he hecho, por qué no puedo encajar. Pero no obtienes una respuesta clara.
Sólo eres capaz de autodestruirte a ti misma, porque es a lo que te han acostumbrado. Cuando llega alguien que rompe esas reglas, te sientes tan extraña, ¿verdad?. Pero que pocos lo hacen.
Muchos no tienen ni idea, de lo que se puede llegar a sentir, y es mejor así, que no lo sepan. Porque como duele.
Intentas mantenerte fuerte, pero hasta los fuertes caen alguna vez. Así que se dijo; qué remedio. A estas ganas de morir, las llamaré vida.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Con la piel de gallina y el corazón ardiendo.

Se estremecían mis manos, temblaban cuando él acercaba las suyas.
Me sentía inmortal, quizá que podría cambiar el mundo con un par
de palabras ocurrentes en aquel mismo segundo, o más bien que me
quedaban un par de segundos en los que mi corazón haría su último
soplido, su último latido y después mi cuerpo se derrumbaría y
no podría continuar en vida.
Agarró mis manos como si inspirar el oxígeno que nos rodeaba
dependiera de ello, fuerte, muy fuerte, quizá más fuerte de lo que
os podríais imaginar. Y me hipnotizó su auténtica fragancia.
Me miró a los ojos, parecía que quería descubrir mi alma a
su antojo más profundo, sus ojos. Nunca antes observé unos
ojos tan bonitos, o quizá era el misterio que había tras ellos,
o quizá el cariño me hacía verlos así.
De repente, se acercó a mi oído y mi cabello acarició su cara
como si se tratase de un muñeco de porcelana, por el viento.
Susurró un "te quiero"de fábula, más suave, frío, caluroso,
más firme y más angustiado, más feliz y más increíble que los
de la mejor película romántica de la historia. A continuación,
-tu pelo-, al principio no sabía que reacción querría que tuviese,
¿tu pelo? ¿a qué se referiría con eso? quizá se le engancharía en
alguna zona de su cuerpo, quizá le molestaba, o quizá... -que bien
huele, perfecto-, con eso lo aclaró todo. Aproximó sus labios
a los míos, podía notar su respiración en mi piel, cada vez se
acercaba más, y más, y más... Cerré los ojos, creí que estaba
en un sueño y que de alguna forma tendría que despertar. Pero no.
Me besó. Le besé. Nos besamos.

martes, 16 de septiembre de 2014

Cuántos daños para tan pocos años.

Un día más, sales ahí. Y te enfrentas a la realidad. Un día más finges estar bien engañando con tu bonita sonrisa. Pero cada día que pasa estás más cansada, cansada de tener que darlo todo por gente que no da nada por ti. De tener que aguantar críticas, desprecios, decepciones. Estás cansada de caer y tener que  levantarte sola. Que necesitas un puto abrazo y nadie está ahí para dártelo, ¿sabes?.
Has aprendido que es mejor guardarse las cosas, porque si hablas es peor. Y esa manía que tenías de confiar tan rápido en la gente te ha dado un escarmiento. Es que ya ni confías ni en ti misma.
De buena te toman por tonta, y eso es algo que he aprendido a base de palos. Aquí o jodes o te joden.
Que no importa que en los buenos momentos tengas a mucha gente ahí si cuando estás jodida estás sola.
 Si alguien te hace llorar más de lo que te hace sonreír entonces no vale la pena.
Y no le deis tanta importancia a los años porque se madura a base de daños, mírala a ella cuántos daños para tan pocos años.

domingo, 17 de agosto de 2014

Y qué difícil es seguir adelante sin la pieza principal del puzzle.

Soy como una pieza, sí. Una pieza que jamás encajará en un puzzle. Esa pieza que parece encajar pero que no encaja ni en este, ni en ningún puzzle. Y también soy un poco así en la vida. Esté en el lugar que esté no encajo. No encajo ni en los amigos que tengo, ellos no pueden entender mi dolor. No encajo en mi ciudad. No encajo en ningún sitio. Parece que en el único lugar que encajo algo es debajo de mis sábanas con la música a todo volumen y a ratos hablando con mi corazón a rotos. Y creo que esta vez, os hablaré de mi corazón. Un corazón lleno de cicatrices. No sé como sigue en pie el cabrón. No sé como puede seguir latiendo teniendo que soportar tanto dolor. Es como si estuviera posicionado en la parte izquierda de mi pecho sabiendo que las flechas son un imán para ese lado. Siempre van directas al corazón. Odio sentir como hacen pedazos mi corazón sin siquiera poner un dedo encima. Odio ese cosquilleo en la nariz, ese nudo en la garganta, esas lágrimas que quieren salir a flote y ese jodido apretón de dientes que te dice que no puedes llorar, aquí no, ahora no. Pero es que entonces, te das la vuelta y las lágrimas salen solas al compás de los trozos en los que se está convirtiendo tu corazón. Y eso me hace pensar que no tengo corazón, que después de todos esos daños, mi corazón ha sido sustituido por una piedra. No quiero sentir más. No quiero sentir nada. Y mira que hará unos meses que no sentía nada, ni pena, ni dolor, ni alegría. Nada. Vacío. Un desorden vacío. Como si me pegase golpes y se oyera hueco. Pero es que entonces, siempre, siempre llega alguien que vuelve a hacer que el corazón se quite la máscara de piedra. Y vuelva a sentir. A latir. Y cuando parece que las cosas van bien, vuelven a arañar el corazón, a rasgarlo, a manipularlo, a destruirlo. Me empieza a hartar. Me empieza hartar esto de estar jodida como rutina, pero parece que nada va a cambiar. Corazón, parece que volvemos a estar solos otra vez. Parece que nadie nos quiere. Parece que nos toca vivir con este vacío y esta soledad. Parece que hoy escribo para ti, para pedirte perdón por los daños, aunque claro, nunca dejas de ilusionarte. Y entre que tú me dices una cosa y la cabeza me dice otra, acabo haciendo lo que siento y luego me la pego. ¿Y luego quién te arregla, joder? Que nadie va a venir a salvarnos esta vez, que otra vez está aquí el insomnio. Tranquilo corazón, quizá encajemos en un lugar, quizá al cerrar los ojos sentimos que encajamos allí y nos queremos quedar. Y allí, volveré a construirte aunque creo, que estaré destruyendo otra parte.

domingo, 3 de agosto de 2014

Corazón suicida.

Tengo el corazón suicida que se tira a las primeras vías que encuentra sin saber si parara o lo llevara por delante, también tengo la boca llena de palabras sin decir por miedo o las ojeras marcadas por necesidades sin cubrir, no sé, tal vez he vivido menos que un gato, pero podría decirte quién merece la pena y quién solo te quiere romper y le odio, porque para una vez que no necesito a nadie, me quieren, y eso solo significa que la próxima vez que me hunda nadie me necesitará, y es que he gastado más tiempo del que tenía en labios ajenos, viendo la vida de otros pasar mientras la mía se paraba así que no me hables de sueños si nunca has tenido insomnios y has amanecido sin ganas de salir al sol por exceso de noches mirando al vacío, escuchando canciones que nadie conoce, intentando tocar el cielo estando bajo tierra.

Dicen que tengo una primavera entre labio y labio, pero que tengo el corazón bajo cero, y eso me vuelve fría y loca, y me hace estar rota y perderme cual poeta entre flores un 14 de febrero, día en el que salgo a la calle con una bala buscando una pistola a mi medida que me dispare con manos temblorosas haciéndome dejar de creer en el amor, haciéndome olvidar enamorarme de una sonrisa que esconde más monstruos que felicidad.

Siento ser tan fría, pero es que es lo que pasa cuando te dejas entender pero nadie te entiende y dejas de ser necesitado o de necesitar, quién sabe.

No entiendo la necesidad de madurar, al final, eso solo significa volvernos un poco menos soñadores, y últimamente eso es lo que hace falta, más sueño y menos dolor, y es que odio las noches y los pensamientos que te hacen replantearte la persona que eres.

¿Qué sentido tiene la vida?, ¿A qué aspiramos?, ¿Qué queremos?, ¿Realmente existe el destino o solo necesitamos una excusa?,  ¿Para qué queremos personas si luego las perdemos?, ¿Por qué besamos sin sentir nada?

Ojalá alguien pudiese responderme a estas preguntas y pensar que soy una mierda de persona  con mucha más mierda en la cabeza, así que si algún día me veis con una birra en la mano es porque las cosas se han vuelto un poco difíciles y mi vida se basa en despedidas y canciones lentas cargadas de lágrimas.

Supongo que necesito huir, irme lejos de aquí o simplemente esperar a que alguien me diga que me entiende y no me deje ir, aún sabiendo que se me da de puta madre eso de irme sin pedir permiso y llegar tarde sin pedir perdón.

martes, 22 de julio de 2014

Alguien que nos salva de la caída.

Nos convertimos en precipicios, en causas perdidas, en ruinas apunto de derrumbarse, de venirse abajo.. Pero, de repente, un día, llega alguien y nos dice que paremos, que no merece la pena mirar hacia abajo desde las alturas del precipicio en el que se ha convertido nuestra vida desde hace tiempo. De repente, llega alguien dispuesto a reformarnos la vida; todos esos momentos que dejaron de ser tan bonitos, la sonrisa; que hace tiempo que nos la tenemos que maquillar para fingir que las cosas van bien, y las esperanzas; que fueron las últimas que nos abandonaron. De repente, llega alguien que nos hace ver que, a veces, sólo necesitamos encontrarnos, y que entonces, la vida comienza a valer un poquito la pena. Llega alguien que saca nuestra sonrisa más sincera, alguien que nos salva de la caída, de un nuevo naufragio.

miércoles, 16 de julio de 2014

Quizá el corazón me odie, por eso no te olvida.


Otro día más me desperté, como de costumbre, sin ganas de levantarme
de la cama, con ojeras hasta el suelo de haber escuchado música triste
hasta las tantas de la mañana, me desperté como de costumbre sin ganas
de ver a nadie, simplemente me quería quedar en casa, como siempre.
otro día más abracé la almohada con fuerza, cerré los ojos y vino a mi
cabeza su dulce, dulce mirada; vino a mi cabeza la música celestial
que provocaban sus cuerdas vocales; mi nariz creyó oler el aromático
y fascinante olor de su cabello y sudadera.
otro día más se me inundaron los ojos por una sustancia líquida con un
toque a sal, creo recordar que se llaman 'lágrimas', lo peor de todo
es que esa sustancia no fue provocado por ningún bostezo a causa del
cansancio que acumulaba mi vida, ya que, a veces cuando bostezo se me
ponen los ojos llorosos, pero no, no era de aquellas veces; como de
costumbre, era tu recuerdo, que cada día que pasaba quemaba y pesaba
un poco más.

-Tienes que olvidarle, tía, sabes mejor que nadie que no te merece,
que fue el tío que te destrozó, que te cambió, es por su culpa por el que
ya no puedes o no quieres confiar en nadie, por su culpa ya no confías
ni en ti misma, ya está bien joder, pasa página, vales más que todo esto,
lo sabes- repetía mi cabeza enfadada, pero con un toque de comprensión
y cariño.
-Pero, ¿cómo va a olvidar a la persona que le marcó de por vida? si, al
igual que yo, sabes que no va ha haber otro como él, otro al que querer
con tanta fuerza y por el que dar hasta la vida, sabes al igual que yo
que no le vamos a olvidar, ni tú ni yo, y que por siempre le querré, por
mucho que duela- le transmitía el maldito corazón a la cabeza.

a veces, hasta he llegado a pensar que me odia, hablo del corazón, porque
si por lo menos me quisiera un poco, ¿porqué no dejaría de quererle?
a veces creo que sería bonito dejar de sentir, pero si dejo de sentir, creería
que dejaría de existir, entonces no sería nada, aunque ahora tampoco soy algo.

martes, 15 de julio de 2014

¿Que por qué le quiero?


-¿Por qué le quieres tanto? Hay más gente en el mundo.

-Sí, Lo que pasa es que esa gente no es como él.

-¿Y qué tiene él para que sea tan increíble? ¿Por qué le quieres?

-¿Qué por qué le quiero? Bien. Le quiero porque tiene los ojos más bonitos que he visto en mi vida, y porque sabe sonreír con ellos. Le quiero porque con solo oír su nombre hace que tiemblen todas y cada una de las fibras nerviosas de mi cuerpo. Su sonrisa complementa a la mía. Es increíble y a la vez único y especial. Puede que de hacerte reír a carcajadas pase a que te entren unas ganas incontrolables de matarlo. Pero a besos. Le quiero porque me basta con ver su sonrisa todos los días. Porque ver su sonrisa hace que aparezca la mía. Puede que pienses en llamarlo tontería, yo prefiero llamarlo felicidad. ¿Sabes esa sensación de cuando estás en un sitio alto, cierras los ojos, abres los brazos y parece que vuelas? Así me siento yo cuando estoy con él.

-¿Tanto le quieres?

-Nunca volvería a abrir los ojos.

jueves, 10 de julio de 2014

Cuando la música ya no te calme, cuando la droga te sepa a poco: búscame.

Era yo, la que se moría de ganas por tenerte,la que no dejaba de echarte de menos, la que esperaba un para siempre. Ahora búscame cuando no tengas a nadie que te diga que te quiere, cuando eches de menos las risas, las caricias que erizan la piel, las conversaciones sin rumbo, los abrazos en los malos momentos y las locuras.
Búscame cuando necesites a alguien que te sorprenda, cuando te des cuenta que nadie tiene esos detalles. Búscame cuando necesites que te digan lo especial que eres, lo bonita que es tu sonrisa y lo bien que saben tus labios. Búscame cuando mires tu móvil esperando una llamada que ya no llega, cuando salgas y sin darte cuenta me busques con la mirada entre la gente, cuando inesperadamente alguien te toque la espalda y te gires esperando que sea yo la que está ahí. Búscame cuando necesites cerillas para encender lo que se ha apagado, cuando las discusiones sean aburridas y los días rutinarios, cuando no tengas a nadie con quien bromear, cuando eches de menos aquellas conversaciones eternas, los enfados tontos. Búscame cuando recuerdes las tardes que pasamos juntos, cuando me decías lo fea que me veía y yo me enfadaba sonriendo. Búscame cuando al recordarlo todo me eches en falta y te arrepientas de no tenerlos ahora.Cuando te acuerdes de aquella noche entre sonrisas tontas, cuando intentes recordar donde empezó todo, y entonces te des cuenta que no fue tan malo estar conmigo. Búscame cuando necesites que alguien lo de todo por ti cuando recapacites y te des cuenta de lo mucho que te quería, cuando sientas las necesidad de quererme y de tenerme. Búscame cuando tu ego necesite que le supliquen pero, sobre todo, búscame cuando quieras suplicarlo tú.
Porque nadie va a ser capaz de quererte como yo aún lo hago.

viernes, 6 de junio de 2014

Cicatrices


—¿Qué es esto?— pregunto mientras levantaba su brazo.
—Son cicatrices de guerra— dijo ella tratando de alejarse.
—¿Una guerra? ¿Contra quién?
—Contra mí misma.
Entonces la vio bajar la mirada y lo comprendió,  ahí estaba esa chica que todos los días la gente criticaba, en silencio, en palabras fuertes y duras. Le costo creerlo, ¿cómo es que esa chica se hacía tal daño? Había leído sobre aquello, pero seguramente no lo comprendió en ese momento, ¿ahora lo hacía?
La miro de nuevo impresionado de lo que ahora tenía enfrente, ya no era una simple chica, ya no era la chica rara. Ahora era algo más, una guerrera, hermosa y única, con un pasado y un presente que él quería conocer. Acercó la misma mano que sostenía hasta su pecho, suspirando ella levanto la mirada, aun el cabello caía por su rostro, él le sonrió y ella lo intento.
—No son como las tuyas— dijo mirándola.
—¿De qué hablas?— susurro ella.
—Yo también tengo cicatrices, solo que las mías no se ven.
Ella se acercó a él, temerosa, con miedo, dudando de hacerlo, pero se atrevió. 
Llevo las manos a su cuello, escondió la cara en su pecho y comenzó a soltar lágrimas, aquellas que por primera vez confiaba a alguien. 
Él cerro los ojos y por primera vez en su vida se sintió protegido, se sintió querido.

lunes, 19 de mayo de 2014

Me gustan tus lunares, tus pestañas, cada una de las venas que hacen que tu piel se sonroje, me gustan las líneas en tus labios y el color durazno que toman cuando los muerdes, me gusta que tus pupilas me miren solo a mí, me gusta cuando el sol te pega en la cabeza y hace resplandecer tu cabello como un campo de trigo. Me gusta cuando modulas y sueltas palabras que parecen música perfecta para mis oídos... 
Me gustas.

lunes, 5 de mayo de 2014

Y te quedas.

Pero, a veces, hay alguien que decide quedarse a tu lado a pesar de todas las cicatrices y toda la mierda que has pasado. A veces, las noches, dejan de ser difíciles, y abandonas, después de mucho, la tristeza que te acompañaba. Te das cuenta de que las noches, pueden ser demasiado largas cuando estás triste o demasiado cortas cuando hablas con esa persona que te hace sonreír. Y es que, la primavera de una sonrisa, se encuentra, quizás, en el rostro de la persona que te hace sentir bien, pero también en tuyo, porque comienzas a ser feliz y a disfrutar de los pequeños momentos.

domingo, 13 de abril de 2014

sabría que no seríamos eternos, pero quería intentarlo.


Parece que hace mil grados bajo cero desde que te fuiste, que ahora

la única manía, (más bien tortura), es la de echarte de menos. Que no
quiero volver a oler tu dulce aroma en mis sábanas, ni volver a ver el
color de tus ojos por cualquier parte de los parques a los que
solíamos ir, no quiero volver a escuchar tu voz en mi cabeza, ni si
quiera quiero quererte, ni odiarte, quiero dejar de sentir, o quizá morir.
Quizá esté viva, pero simplemente es porque mi corazón me odia y
sigue latiendo, aunque, en realidad, esto ni es vida ni es nada, quizá
sea el infierno del infierno, o el dolor de la tortura. Quererte, sinónimo
de tomar sal cuando te estás muriendo de sed, sinónimo de correr mil
kilómetros cuando estás tan cansada que tus piernas hasta tiemblan.
Quererte, que masoca suena, y que doloroso es.
Me pregunté mil veces y más como evitarlo, y la única respuesta que
obtuve fue un silencio escalofriante, que hasta daba miedo.

viernes, 11 de abril de 2014

El compás de tus pasos.

A no ser que alguien te salve. A no ser que alguien te diga lo que necesitas oír. A no ser que alguien te abrace, te guíe, y te proteja. 
A no ser que alguien se convierta en un poeta bohemio que acaricie tus hombros mientras te dice algunas frases que te hagan temblar.
Serás una pieza que encaje a la perfección en un juego de miles de engranajes. Serás también un eclipse de Sol. Un eclipse de su sol cuando te vea, y la caída de mil y un meteoritos alrededor de la Tierra.
Observarás sus pasos, como si no hubiese otra cosa en el mundo que pueda descolocarte tanto. Y a la vez, el movimiento de sus manos al compás de sus pies te colocará como una puta droga.

jueves, 10 de abril de 2014

vuelve para hacerme olvidar que te fuiste.

Y al final, las noches se convirtieron en una rutina muy dolorosa
desde que no me dices que me quieres; en un sin fin de cafés
amargos con miles de folios donde escribirte. Quizá mi vida esté
destinada a ello, ha echarte de menos cuando no estás, e incluso a
veces cuando estás a centímetros. Quizá mi destino se trate de
tener un sin fin de quererte y sufrir noche tras noche y día tras día.

Te echo de menos, quizá hasta eso se quede corto, pero todo ha
cambiado, hasta yo he cambiado. Día a día me he ido dado cuenta
de que ya no soy la que era, me he convertido en una borde y
fría ingenua, y sí, ingenua por pensar que me podrás querer a mi
por lo menos la mitad de lo que yo te quiero. Pero algún día tendré
que aprender a no mirarte cuando pases por la otra acera de la calle,
o a no pensarte cada segundo que pasa de mi vida, que no es vida.

miércoles, 9 de abril de 2014

ahí me quedé, estancada en tu mirada.

Y otra vez más volví a volar al recuerdo de aquellas veces
en las que acariciabas mi espalda mientras yo te decía
al oído cuantas cosas quería vivir a tu lado,
me trasladé al recuerdo de cuando me cogías de la mano
y paseábamos por los parques de la zona, cuando nos
sentábamos en los columpios, o cuando me balanceabas,
y ahí me quedé, estancada en el recuerdo de tu piel,
intentando que nunca se esfume tu olor de las sábanas,
gravando tu voz en mi cabeza, ¿porque quién no iba a
querer recordar el sonido más bonito que existe?
y ahora dime por donde tendría que pasear para no
recordarte, que nos besamos en cada farola de los parques,
nos sentamos en todos los bancos posibles y te dije que
te quería en cada centímetro cuadrado que hay de ciudad,
dime a donde tendría que ir para olvidarte, para que salgas
un par de segundos de mi cabeza, para dejar de quererte.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Ese amor eterno y presente que siento por ti

Y quiero jugar al escondite y regalarte mi ropa y decirte cuanto me gustan tus zapatos y 
sentarme en el borde de la bañera mientras te bañas y hacerte masajes en el cuello y darte besos en los pies y llevarte de la mano e irme contigo a cenar y que no me importe que comas de mi plato y encontrarme contigo en el Rudy’s y teclear tus cartas y llevar tus cajas y reírme de tus paranoias y regalarte discos que nunca escucharás y ver películas buenísimas y ver películas malas y quejarme del programa de radio y hacerte fotos mientras duermes y dejar que me robes los cigarrillos y que nunca tengas fuego y contarte lo que vi en la tele la otra noche y acompañarte al oculista y no reírme de tus chistes y acariciar tu piel y decirte cuanto me gusta tu pelo, tus ojos, tu boca, tu pecho, tu culo, y sentarme a fumar en la escalera hasta que vuelva tu vecina y sentarme a fumar en la escalera hasta que vuelvas y preocuparme cuando te atraces y asombrarme cuando te adelantes y estar triste cuando me equivoque y feliz cuando me perdones y mirar tus fotos y desear haberte conocido desde siempre y sentir tu voz en mis oídos y sentir mi piel contra tu piel y sentir miedo  cuando te enojes y se te ponga la cara de oriental y decirte estás preciosa y abrazarte cuando estés ansiosa y abrazarte más cuando sufras y desearte con olerte y derretirme cuando rías y desintegrarme cuando sonrías y no entender y preguntarte por qué te estoy rechazando cuando no te estoy rechazando y preguntarme cómo puedes pensar que yo sería capaz de rechazarte a ti y preguntarme quién eres pero aceptarte igual y escribirte poemas y preguntarme por qué no me crees y tener un sentimiento tan profundo que no encuentra palabras y regalarte un gatito y sentir celos de él cuando reciba más atención que yo y retenerte en la cama cuando te tengas que ir y llorar como un bebé cuando finalmente te vayas y vaciar los ceniceros y comprarte regalos que no quieras y llevármelos otra vez y pedirte que te cases conmigo y que tú me digas que no otra vez pero siempre fue en serio desde la primera vez y deambular por toda la ciudad pensando que sin ti está vacía y querer todo lo que quieres y contarte de mí mismo lo peor y tratar de darte lo mejor porque tú te lo mereces y contestar tus preguntas aunque  no quiera y decirte la verdad aunque no lo prefiera y pensar que todo se acabo pero aferrarme allí durante diez minutos más hasta que me eches de tu vida y te olvides de quién soy e intentar acercarme a ti porque es hermoso aprender a conocerte y el esfuerzo vale la pena y hablarte mal en alemán y peor en hebreo y hacer el amor contigo a las 3 de la madrugada y de alguna manera comunicarte este amor abrumador, arrasador, incondicional, omnipresente, y sempiterno que enriquece el corazón y libera la mente, ese amor eterno y presente que siento por ti

martes, 7 de enero de 2014

Porque la vida solo son dos días.

+ ¿Eres feliz? 
- ¿Lo dudas? 
+ ¿Cómo puedes estar tan segura? - Porque eso es algo que se nota, que se siente. Se puede ver en la sonrisa que cada día llevo pintada en la cara. Se puede apreciar en las risas que suelto a lo largo del día. No me preguntes por qué, porque esto es algo que no tiene una explicación. Es una sensación que invade todo tu cuerpo, son esas hormiguitas por la espalda o esas mariposas por la barriga. Todo el mundo busca la felicidad, todos esperan poder encontrarla, sin darse cuenta que lo que más feliz te hace es el camino hasta ella, porque una vez la hayas encontrado tan solo durara unos segundos o tal vez minutos. Disfruta la vida segundo a segundo, no desperdicies el tiempo. Porque el tiempo una vez que se va, no vuelve. Como muchos dicen, hay que vivir el hoy y el mañana, porque la vida solo son dos días.
Que no hay monstruos en el armario, ni los reyes magos te vigilan para ver todo lo malo que haces. Sé que los malos son muy malos, y los buenos no son tan buenos. Créeme, que he aprendido que los conciertos están para dejarse los pies, y la voz. Que los besos a escondidas saben mejor. Que un baño de agua fría a veces sienta tan bien como uno de agua caliente. Que el mundo está plagado de personas agradables, y a la vez, de personas que no merecen ser llamadas personas. Ahora sé que no hay calcetines para el pie izquierdo, ni para el pie derecho. Que los tacones a las cuatro de la mañana en una fiesta, ya no están en los pies. Que las medias se rompen muy fácilmente, y que el pintalabios rojo no se borra de las camisas blancas. Y lo más importante, sé que de siete días a la semana, yo te quiero ocho.

domingo, 5 de enero de 2014

Porqué siempre tenemos que querer a quién no nos quiere?

A medida que pasa el tiempo te das cuenta de como es la vida, de cómo nos la juega. Tú te dedicas a vivir siendo capaz de dar la vida por alguien y ese alguien sería capaz de dar su vida por otra que no eres tú, ¿cómo te sienta eso? ¿Porqué siempre tenemos que querer a quién no nos quiere? ¿porqué insistimos en seguir en la vida de aquel que ni siquiera por una vez en la vida se ha planteado ser algo más? Ya dijo alguien en sus tiempos que el amor no tenía lógica, ¿pero tanto? Quizá tiene razón toda aquella gente que dice que el amor mueve mundos y a pesar de ser ilógico, te sigues enamorando. A pesar de que te hayan roto el corazón sigues insistiendo pensando en que aparecerá alguien que te lo arregle, pero ¿y si no aparece?
Intento encontrar el momento exacto en el que me empecé a sentir así, pero no doy con él. No sé exactamente en qué segundo él hizo que nacieran éstas mariposas de aquí dentro, ese momento en el qué las pupilas se me dilataban al verle, e incluso esa décima de segundo en la que se me paró el corazón con uno de sus tantos roces en mi mejilla. A veces me dedico a pensar que esto que siento ya se me pasará, pero es algo que me repito día tras día y que nunca pasa. Siento como si todo fuese a más y no a menos como en realidad tendría que ir. ¿Sabéis esas veces en las que el corazón te dice una cosa, y la razón te dice totalmente lo contrario? ¿A quién se supone que tenemos que hacer caso en esos momentos? ¿cómo sabemos a quién elegir?

viernes, 3 de enero de 2014

No te vayas tu también.

Pasa una de sus manos por mi nuca mientras las mías las coloco en su pecho, me acaricia suavemente el pelo mientras nuestros labios se buscan sin importar la necesidad de oxígeno. Sonreímos en medio del beso haciendo que nuestros dientes choquen y eso hace que sonríamos a un más, como si eso fuese posible. Se separa de mi mordiéndome el labio y le acaricio la nuca sabiendo que le encanta.

-Me encantas.- susurra apoyado en mi frente.

-No me digas eso que me vuelve loca.- le susurro con la respiración entrecortada.

-Mmm..-susurra en mi oreja.- Me gusta que te vuelva loca.- suelto una carcajada y se separa para mirarme a los ojos. Me siento para que así nos veamos mejor y me sonríe.

Le acaricio la mejilla y me acerco yo ésta vez para besarle. Pone una de sus manos en mi cintura mientras que con la otra me acaricia levente la mejilla. Mis labios lo buscan como a ningún otro chico han buscado y..bueno eso no es del todo cierto pero..siguen besándolos, siguen buscándolo como si así pudiese sentirme más llena, como si alguien pudiese cubrir ese vacío que él dejó al irse, y quizá lo consiga pero supongo que eso será con el tiempo. Me separo de mi chico y con la respiración entrecortada, le miro y le susurro.

-Tu también me encantas.- le noto como sonríe a pocos centímetros de mis labios.

-Sabes que tenemos cosas de las que hablar.- me dice y cierro los ojos.

-Yo...- le digo con miedo, me acaricia de nuevo la mejilla provocando que lo mire.- Sabes como soy.- me paso una mano por mi pelo nerviosa.- Sabes que no quiero tener algo serio con nadie.- 'mentira', me susurra una voz en mi interior y automáticamente pienso en 'él'.- Por ahora estamos bien así y quiero seguir estando así.

-Pero yo necesito más.- me dice él y ésta vez le acaricio yo la mejilla.

-No voy a irme con otra persona teniéndote a ti.- le susurro intentando que esté seguro de ello y que confíe en mi.

-Y aun así no quieres hacer nada oficial.

-Necesito tiempo.- le miro.- No puedes pedirme que haga cosas que no sienta, y sé que estamos de puta madre juntos pero también sabes a lo que te exponías si querías intentar algo conmigo y aun así decidiste arriesgarte.- me mira.- No voy a coger e irme con otro porque no necesito a otro, pero tampoco quiero depender totalmente de alguien.- aparto la mirada un segundo.- Sé lo que es querer a alguien, que tu estado de ánimo dependa de él y que luego se vaya sin más.

-Pero yo no voy a irme.- dice cogiéndome de la barbilla.

-Eso no lo sabes.- le miro.- No sabes lo que pasará de aquí unos meses.- suspiro.- O lo tomas o lo dejas.- le susurro nerviosa.

Me mira durante unos segundos en silencio. Se pasa una mano por el pelo y cierra los ojos como si estuviese pensándolo mucho. Le miro fijamente poniéndome nerviosa.

-Eres lo mejor que me ha pasado en éstas últimas semanas.- le susurro.- Solo deja que confíe en que esto puede salir bien.

-¿Es por él?- dice una vez que ha levantado la cabeza y me mira.- ¿Aun tienes la esperanza de que va a volver y vendrá a por ti?

Dejo de mirarle sabiendo que tengo un gran nudo en la garganta y que a la mínima podría explotar.

-Alguien algún día dijo que la esperanza es lo último que se pierde.- le susurro.- Pero eso no quita que me encantes.- le miro.- Que esté mejor que nunca estando contigo y que..-me interrumpe.

-¿Piensas en él cuando me besas?- dice serio.

-¿Qué?- digo impresionada.- No.- le saco de dudas.- No pienso en él. No en esos momentos.- le miro.- Le echo de menos pero estoy intentando dejar de hacerlo.- muevo las manos nerviosas.-¿Es que nunca te ha gustado tanto alguien hasta tal punto de que no puedes dejar de pensar en él? ¿O que necesitarías a otra persona igual que te hiciese sentir lo mismo para olvidarle?

-Sí.- susurra.- Sé que necesitaría a otra persona igual a ti que me hiciese sentir lo mismo para olvidarte.- le miro impresionada.- Pero también sé que no la hay.- me acaricia la mejilla.- En unas pocas semanas me he dado cuenta de que me gustas de verdad y de que yo no puedo seguir con esto así como así si no me demuestras que irá a más.- me sujeta la cara entre sus manos.- Sé lo que es no poder dejar de pensar en ti sabiendo que tú piensas en otro.- se levanta del césped lentamente.- Quizás el que no está preparado para llevar el tipo de relación que tú me dices.- le miro.- Soy yo.

Me levanto cogiéndole de la mano.

-No.- le susurro.- No.- le acaricio la mejilla.- No puedes dejarme tu ahora cuando no hemos ni siquiera empezado.

-Tienes pánico a que te vuelvan a dejar.- me dice serio.- El problema es que yo sería incapaz de dejarte.- me mira.- Búscame cuando de verdad no pienses en él.

Se gira pero vuelvo a cogerlo del brazo. Mira el agarre de nuestras manos y se queda quieto.

-Te tengo a ti.- le susurro.- Eso es en lo único que pienso.- le acaricio las mejillas y me pongo de puntillas para acercar mis labios a los suyos. Rozo mi lengua con su labio superior provocando que la abra y me de acceso a que nuestras lenguas inicien una de esas tantas batallas. Agacha un poco la cabeza para estar a mi altura mientras coloca sus manos en mi cintura y me acerca a él. Yo no dejo de acariciarle la nuca. Me separo unos milímetros y con la voz entrecortada le susurro:



-No te vayas tu también.